UNA EXPERIENCIA DE ENCUENTRO Y COMPROMISO
El Campo de Trabajo no solo ha sido una oportunidad para colaborar en proyectos sociales, sino también un espacio de convivencia, reflexión y crecimiento personal. Además de su participación diaria en los programas, las jóvenes compartieron, en la parroquia de San Ignacio, dos tardes semanales (los martes y los viernes) de encuentro grupal, comidas y sesiones de reflexión sobre la realidad social y el valor del compromiso voluntario.
Desde Cáritas Diocesana de Valladolid, esta apuesta por el voluntariado joven se consolida como una experiencia profundamente enriquecedora. Como se ha constatado en los últimos años, los jóvenes no son solo el futuro de Cáritas, de la Iglesia y del mundo: son presente. Desde el momento en que inician su compromiso voluntario, aportan tiempo, alegría, espontaneidad y una mirada fresca que rejuvenece la acción social. Además, muchos de ellos se encuentran en un momento vital de toma de decisiones, y el contacto con la realidad que ofrece Cáritas les ayuda a orientar su camino personal y profesional.
LO QUE APORTAN… Y LO QUE SE LLEVAN
Durante una de las sesiones de reflexión, surgieron ideas significativas sobre lo que los jóvenes aportan a Cáritas: “cercanía”, “alegría”, “tenemos ganas de aprender” y “ponemos mucho de nuestra parte”. Su presencia motiva a otros jóvenes y demuestra que el compromiso solidario también se contagia.
Pero si algo ha quedado claro, es que esta experiencia también ha sido un regalo para ellos. En sus mochilas se llevan personas, historias, aprendizajes, nuevas amistades y una mirada más abierta y consciente del mundo. La valoración media que dieron a la experiencia fue de 9,36 sobre 10. Además, coinciden en que los objetivos logrados en mayor medida han sido: el crecimiento personal que les ha aportado la experiencia (el más valorado), comprender lo que significa el voluntariado de Cáritas, el trabajo en equipo y la capacidad de organizar actividades.
Los jóvenes valoran también especialmente la relación con el resto de los participantes en el campo de trabajo (el grupo), las sesiones de reflexión compartida y la acogida y atención de los trabajadores y de otros voluntarios y voluntarias de Cáritas.
Muchas de las participantes han expresado su deseo de continuar vinculadas a Cáritas tras el verano. Todas coinciden en recomendar esta experiencia a otros jóvenes, porque “es una experiencia muy bonita”, que “te ayuda a conocerte más y te aporta a tu crecimiento como persona”, y te permite “tener una visión diferente del mundo”.
Personas y experiencias, nuevos compañeros, conocer la vida de otras personas, compromiso, ganas de hacer algo por los demás… son algunas de las cosas que los jóvenes se llevan de estos días en la mochila de su vida. Una experiencia que, terminaba el domingo 6 de julio y que, por lo compartido en la revisión del viernes día 4, ha sido especial para todas y cada una de las personas que han participado en ella.
LA EXPERIENCIA EN VOZ DE LOS JÓVENES
“Me ha ayudado a estar más agradecida de mi situacion y de mi vida. Me ha abierto los ojos a otras realidades mucho más duras que viven algunas personas. Me ha librado de muchos prejuicios que tenía antes de realizar el campo de trabajo.”
“Me ha ayudado a ser consciente de la situación de vulnerabilidad y la soledad de las personas mayores como colectivo.”
“Me ha aportado valores como la paciencia, especialmente con los mayores cuando les tenía que escuchar y cuando tenía que ayudar con algo.”
“Me llevo amistades, sobre todo con mi grupo de personas mayores y he podido trabajar en equipo.”
“Me ha servido para ver a las personas sin hogar más humanos.”
“He podido conocer a los niños/as con los que estoy durante el año, en otro ambiente y conocer a los niños de otras parroquias. Aprender a enfrentarme a situaciones. conflictivas. Crecer como persona y aprender a soltarme, dejando la timidez a un lado al conocer a nueva gente.”
“Es enriquecedor, te ayuda a ver otras realidades de la que no eres consciente en el día a día, te aporta mucha satisfacción y alegría.”
UNA EXPERIENCIA CONSOLIDADA
Podemos decir, tras esta quinta edición, que el Campo de Trabajo de Cáritas Diocesana de Valladolid es una experiencia consolidada que se añade como una herramienta más a las otras ya puestas en marcha por Cáritas Valladolid en el proyecto Cáritas Joven para la incorporación de jóvenes voluntarios a la entidad: el proceso de educación para la solidaridad en centros educativos y grupos juveniles, los cursos de voluntariado joven y los encuentros de jóvenes voluntarios de Cáritas, además del itinerario específico de acogida e incorporación al voluntariado de personas jóvenes.
El Campo de Trabajo forma parte del Proyecto Cáritas Joven, una iniciativa para fomentar la participación del voluntariado juvenil en la sociedad, subvencionada por la Junta de Castilla y León con cargo a la asignación tributaria del IRPF.
Desde Cáritas Diocesana de Valladolid damos las gracias a estos jóvenes por su entrega, su alegría y su compromiso. Porque mientras haya personas jóvenes, hay esperanza.