La campaña se centra sobre todo en los gobiernos y el mundo de la política en general y les anima a realizar su actividad con amplitud de miras, sin intereses cortoplacistas, y con el Bien Común como centro. Y es que, tal y como recuerda el papa Francisco en su encíclica Laudato si’ «Si la política no es capaz de romper una lógica perversa, y también queda subsumida en discursos empobrecidos, seguiremos sin afrontar los grandes problemas de la humanidad» (LS 197).
Está en nuestras manos ayudar a lograr gobiernos responsables y que trabajen pensando en el bien común a largo plazo. El reto es superar la lógica de la eficiencia y de la inmediatez para que la acción política «asuma estas responsabilidades con los costos que implican» (LS 181).
Como parte de la ciudadanía debemos ser responsables de nuestros actos y comprometernos a actuar contra las causas de la pobreza y el deterioro ambiental. Debemos mantenernos firmes ante quienes nos gobiernan cuando así sea necesario; y elegir representantes en función de que cumplan con los compromisos del cuidado a aquellas personas más vulnerables y a nuestro planeta, la casa en la que vivimos.