Es vivir la cultura del encuentro, como dice el papa Francisco, «cultivando la actitud de acogida y el intercambio enriquecedor, a fin de crear una convivencia más fraternal y solidaria» (Iglesia, servidora de los pobres 9. CEE).
La acogida y la apertura a los demás, lejos del miedo que sólo nos lleva a ver riesgos y peligros, son una oportunidad para descubrir el rostro de Dios en cada hermano y hermana, para celebrar en comunión los dones y riquezas que nos regala a cada uno para poner al servico de la construcción del bien común que es de todos.
Ahora bien, si queremos ser ámbito de comunión y constructores de comunidad, necesitamos cultivar una verdadera espiritualidad de comunión. (Ver mensaje de la Comisión Episcopal de Pastoral Social)