Después de constatar los efectos de la crisis nos invitan a dirigir nuestra mirada a Jesucristo, quien se conmueve y muestra su rostro compasivo ante el sufrimiento humano.
Desde esta mirada y teniendo en cuenta los momentos difíciles en los que podemos caer en la tentación de refugiarnos cada uno en nuestra seguridad y ceder al "sálvese quien pueda", nos invitan a no buscar nuestro propio interés, sino el bien de todos, lo que supone que es hora de pasar de la compasión a la acción, de asumir sinceramente nuestra responsabilidad y dar cabida a la gratuidad.
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