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DÍA DE LA CARIDAD 2008

   Con el lema LO UNICO QUE NOS DIFERENCIA SON LAS OPORTUNIDADES el próximo domingo 25 de mayo de 2008 (Fiesta del Corpus Christi) se celebra el DÍA DE LA CARIDAD.

   Cáritas Diocesana de Valladolid ha distribuido información y material de difusión en todos los templos de la Diócesis. Además, aprovechando esta celebración, este organismo de la Iglesia diocesana presenta su memoria correspondiente al año 2007.

La Campaña Institucional 2007-2008 de Cáritas se presenta bajo el lema “Los derechos humanos son universales, las oportunidades deberían serlo” con la intención de seguir profundizando sobre la dificultad de acceso y de reconocimiento de los derechos humanos a las personas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad en nuestro mundo.


Cáritas, a través de esta campaña y de todas las actividades que realiza, pone el acento de su compromiso, de su sensibilización y de su acción en la opción evangélica preferencial por los pobres y en la defensa de la dignidad de la persona humana como criatura de Dios, creada y pensada a su imagen y semejanza, trabajando por el desarrollo integral de la persona y procurando que sus derechos sean garantizados.


Para el Día de Caridad 2008 la campaña quiere incidir sobre el derecho a la igualdad de género. Qué es el derecho a la igualdad de género. Significa que los derechos, responsabilidades y oportunidades de las personas no dependan de si han nacido hombre o mujer. Que las aspiraciones, comportamientos y necesidades de unos y otros se consideren, valoren y promuevan de igual manera.


En nuestra sociedad se han dado grandes pasos en el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, aunque todavía son insuficientes como lo muestran determinadas realidades.


La violencia de género, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino o los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, es todavía hoy una tarea pendiente. Esta situación se ve agravada si, además, la mujer cuenta con escasos recursos económicos.


Todo ello convierte a la mujer en una persona con menos oportunidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.


No hay equidad social si no hay equidad de género encaminada a promover la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, en base a la justicia social y la dignidad de todas las personas. Necesitamos tomar conciencia de las desigualdades que se producen en nuestro entorno y en especial las que afectan a los colectivos de mujeres más empobrecidos y vulnerables.


“Es urgente el compromiso de los cristianos para que se conviertan por doquier en promotores de una cultura que reconozca a la mujer la dignidad que le compete, en el derecho y en la realidad” (Benedicto XVI)


Podemos promocionar acciones dirigidas a: educar y formar a los más jóvenes; reconocer y valorar el trabajo de la mujer; denunciar las situaciones de injusticia y desigualdad por razones de género que afectan a los colectivos más vulnerables; y reclamar una regulación justa de la situación laboral de las empleadas de hogar.


La Eucaristía, expresión del amor radical de Cristo a toda la humanidad, nos hermana a todos independientemente de nuestro género. “Ya no hay distinción entre (…) varón o mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús (Galatas 3, 28)”

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