La Campaña Institucional 2007-2008 de Cáritas se presenta bajo el lema “Los derechos humanos son universales, las oportunidades deberían serlo” con la intención de seguir profundizando sobre la dificultad de acceso y de reconocimiento de los derechos humanos a las personas que viven en situación de pobreza y vulnerabilidad en nuestro mundo.
Cáritas, a través de esta campaña y de todas las actividades que realiza, pone el acento de su compromiso, de su sensibilización y de su acción en la opción evangélica preferencial por los pobres y en la defensa de la dignidad de la persona humana como criatura de Dios, creada y pensada a su imagen y semejanza, trabajando por el desarrollo integral de la persona y procurando que sus derechos sean garantizados.
Para el Día de Caridad 2008 la campaña quiere incidir sobre el derecho a la igualdad de género. Qué es el derecho a la igualdad de género. Significa que los derechos, responsabilidades y oportunidades de las personas no dependan de si han nacido hombre o mujer. Que las aspiraciones, comportamientos y necesidades de unos y otros se consideren, valoren y promuevan de igual manera.
En nuestra sociedad se han dado grandes pasos en el reconocimiento de los mismos derechos para hombres y mujeres, aunque todavía son insuficientes como lo muestran determinadas realidades.
La violencia de género, la discriminación salarial, el mayor desempleo femenino o los problemas de conciliación entre la vida personal, laboral y familiar muestran cómo la igualdad plena, efectiva, entre mujeres y hombres, es todavía hoy una tarea pendiente. Esta situación se ve agravada si, además, la mujer cuenta con escasos recursos económicos.
Todo ello convierte a la mujer en una persona con menos oportunidades para integrarse en la sociedad como sujeto de plenos derechos.
No hay equidad social si no hay equidad de género encaminada a promover la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, en base a la justicia social y la dignidad de todas las personas. Necesitamos tomar conciencia de las desigualdades que se producen en nuestro entorno y en especial las que afectan a los colectivos de mujeres más empobrecidos y vulnerables.
“Es urgente el compromiso de los cristianos para que se conviertan por doquier en promotores de una cultura que reconozca a la mujer la dignidad que le compete, en el derecho y en la realidad” (Benedicto XVI)
Podemos promocionar acciones dirigidas a: educar y formar a los más jóvenes; reconocer y valorar el trabajo de la mujer; denunciar las situaciones de injusticia y desigualdad por razones de género que afectan a los colectivos más vulnerables; y reclamar una regulación justa de la situación laboral de las empleadas de hogar.
La Eucaristía, expresión del amor radical de Cristo a toda la humanidad, nos hermana a todos independientemente de nuestro género. “Ya no hay distinción entre (…) varón o mujer, porque todos sois uno en Cristo Jesús (Galatas 3, 28)”