MIENTRAS HAYA PERSONAS, HAY ESPERANZA
Ora por los demás y con los demás.
No subestimes el poder de la oración. Busca el silencio, ora y contempla. Orar con otros aumenta nuestra fe.
Escucha con el corazón, no juzgues.
Escuchar con empatía puede devolver la esperanza y sacar de la invisibilidad y la tristeza otra persona.
Comparte tu experiencia de fe. Sé testigo de esperanza.
Tu vida puede animar e inspirar a otras personas. La esperanza se contagia cuando brota del corazón.
Exprésate con palabras positivas y constructivas.
Hablar con esperanza y alentar a otros a ver el lado bueno de las situaciones, mejora el ambiente y la perspectiva.
Participa en espacios de reconciliación. Comparte la fe, la vida y el compromiso.
La paz y la reconciliación no vienen solas, hay que buscarlas y cultivarlas.
Celebra la vida y la resurrección con alegría.
Da gracias por la vida y sé testigo de paz y alegría.