El acompañamiento personal es una de las claves más importantes y un punto de partida en el trabajo con las personas sin hogar. Los educadores y las personas voluntarias del programa tratan de ofrecer espacios de encuentro y de convivencia (talleres), hacer diálogo con las personas participantes (en asambleas), acompañarlas en sus trámites (también a otras provincias), dar voz a las personas sin hogar y hacer de los diferentes centros espacios de participación.
Más allá de dar una respuesta a las necesidades más básicas (desayunos, ropero de emergencia, duchas, lavandería, peluquería y consigna) se trabaja junto con los participantes en planes de acompañamiento individualizados atendiendo a los momentos vitales de cada una de ellas.